Escrita en un inglés bastante aderezado de espanglicismos, que se han respetado escrupulosamente en la traducción, esta novela de Junot Díaz fue galardonada en el año 2008 con el Premio Pulitzer a la mejor novela (fiction). Entre otros elogios, recibió en su momento el de Michiko Kakutani, crítica de referencia de The New York Times, que sitúo a su autor como una de las nuevas voces más relevantes de la narrativa contemporánea.
La novela combina el relato de la historia de una familia dominicana a lo largo de varias generaciones, centrándose en miembros particulares de la misma, en especial en el Óscar Wao que aparece en el título, con referencias, a base de gruesas pinceladas, a la historia de la República Dominicana durante la dictadura de Trujillo. La narración está muy bien llevada y la novela resulta muy entretenida, divertida, en ocasiones desoladora, y en general muy perspicaz en la representación de determinados comportamientos humanos.
Aunque por la velocidad con que Díaz cuenta las cosas, uno tiene al final la sensación de haber leído una especie de culebrón, donde el formidable dominio del idioma del autor no hace sino encubrir el recurso fácil a una sentimentalidad muy primaria y a una violencia y una sexualidad tratadas sin filtro alguno, lo cierto es que la novela merece ser leída, quizá precisamente por todo lo anterior: porque, al final, la maravillosa vida de este Ignatius Reilly dominicano está llena de todos los sueños, aspiraciones, deseos, traumas y ansiedades que dominan, para qué negarlo, todas nuestras vidas. Aunque luego, ya se sabe, los raros sean siempre los demás...
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