Astro_poemas (13) : Ernesto Cardenal

 Ernesto Cardenal lee el Nuevo Testamento a los guerrilleros sandinistas en 1978. 

Ileana: la Galaxia de Andrómeda,
a 700,000 años luz,
que se puede mirar a simple vista en una noche clara,
está más cerca que tú.
Otros ojos solitarios estarán mirándome desde Andrómeda,
en la noche de ellos. Yo a ti no te veo.
Ileana: la distancia es tiempo, y el tiempo vuela.
A 200 millones de millas por hora el universo
se está expandiendo hacia la Nada.
Y tú estás lejos de mí como a millones de años.

Epigramas, Trotta, Madrid, 2001, pág. 51.

Imagen: http://waitbutwhy.com/2014/06/andromeda-brighter-youd-see.html

La escritura (1954) de los epigramas de Ernesto Cardenal precede en pocos años a su entrada (1957) en el Monasterio de Nuestra Señora de Getsemaní y es simultánea a su participación en la fallida Rebelión de abril contra Somoza. Con casi 30 años, el poeta ya había realizado también estudios universitarios de literatura, tanto en México como en Nueva York. Pletórico de pasión, el poeta deja grabados en sus epigramas nombres de mujeres, ironías, desengaños y triunfos, con el rumor de fondo de la dictadura y el respaldo de la tradición literaria. 

Aunque aún muy lejos de los poemas cósmicos de 1989, la pulsión inclusiva, interdisciplinar, que ya habría conocido en los cantos de Pound, palpita levemente en uno de esos epigramas. 
Por la breve extensión del poema aparecen desperdigados conceptos esenciales de la física, que demuestran el enraizamiento en la Historia con mayúsculas de la poesía de Cardenal: las dimensiones engañosamente irreconciliables yuxtapuestas en el primer verso; la verdad relativista de la unidad espacio-temporal; la expansión del universo...

Y todo ello para hablar de Ileana, la mujer que según parece más cerca estuvo de casarse con él, y que fue también la última pasión imposible del poeta: tan cerca y, a la vez, tan lejos, como todo eso que vemos en el universo. 

Y esa Nada con la que rima su nombre sería sustituida al poco tiempo por Dios.